La diabetes es una enfermedad que afecta la producción y el uso de la insulina en el cuerpo, lo que puede llevar a niveles elevados de azúcar en la sangre, que pueden causar daños en varios órganos y sistemas, incluyendo el corazón, los riñones, los vasos sanguíneos y los ojos. Incluso cuando la diabetes se encuentra bajo control, todavía puede tener un impacto en la salud ocular y requerir un cuidado especial.
La diabetes y el ojo
¿Qué es la diabetes?
La diabetes mellitus (DM), también conocida simplemente por diabetes, es una enfermedad crónica que se caracteriza por un defecto del metabolismo de los azúcares, en concreto de la eliminación de la glucosa, lo que lleva a un aumento de los niveles de esta en sangre. El valor normal de glucosa en sangre está en torno a 70/100 mg/dl, por encima de 100 se considera anormal. Esto se debe a que el páncreas no segrega suficiente insulina o no segrega ninguna en absoluto. La insulina es la encargada de eliminar la glucosa de la sangre, por lo que, en su ausencia, consecuentemente aumenta el valor de glucosa en sangre. Esta situación es la enfermedad de la diabetes.
La diabetes mellitus (DM) es la enfermedad metabólica más frecuente en el mundo desarrollado. En Cataluña, en torno a un 14% de la población sufre diabetes, datos muy similares a la media de España (el 13,8% de los españoles mayores de 18 años). El total de diabéticos ronda los 5,3 millones en España. Por edad, a partir de 60 años el porcentaje sube a 30% de mujeres y 42% de hombres diabéticos, cifras que se elevan a 41 y 38 respectivamente en pacientes mayores de 75.
Al parecer, las cifras crecen cada año, y ello se debe principalmente al aumento de la esperanza de vida general, a la disminución de la mortalidad en los pacientes enfermos de diabetes y a la imposibilidad de prevenir la aparición de la enfermedad. También pueden haber influido cambios en el estilo de vida propios de las sociedades industrializadas (obesidad, falta de ejercicio físico, dieta con predominio de grasas e hidratos de carbono…).
La DM representa un problema médico y social muy importante no sólo por su gran prevalencia sino por las consecuencias que arrastra: provoca la segunda causa más frecuente de ceguera, la causa más importante de insuficiencia renal y de amputación de las extremidades inferiores y, además, los pacientes diabéticos tienen entre 2 y 5 veces más probabilidades de padecer cardiopatía isquémica o ictus cerebral.
No todos los afectados lo saben o son conscientes de sus implicaciones, ya que la diabetes, en la mayoría de los casos, es una enfermedad que trabaja muy frecuentemente sin mostrar síntomas externos evidentes en su comienzo.
Tipos de diabetes mellitus según su causa
- Diabetes mellitus tipo I o insulinodependiente. Los pacientes de este tipo tienen un déficit absoluto de insulina, causada por destrucción de la glándula que la segrega, la célula ß pancreática. Requieren administrarse insulina y controlar el nivel de glucosa continuamente. Acostumbra a aparecer en personas menores de 30 años. Esto pacientes son más conscientes de la enfermedad y tienen claros sus riesgos y la necesidad de la prevención y del tratamiento, debido a que conviven con la enfermedad desde una edad muy temprana. Dentro de este tipo, hay dos causas principales:
- Autoinmune (causada por una enfermedad autoinmune)
- Idiopática (sin causa aparente). Es la causa más frecuente de DM tipo I.
- Diabetes tipo II (con un rango de manifestaciones que van desde una forma caracterizada por una resistencia a la insulina con déficit relativo de insulina, a una forma con déficit de insulina predominante con resistencia a la insulina). Es más frecuente a partir de los 60 años en gente con sobrepeso, su frecuencia aumenta con la edad. Dichos pacientes tienen muchas más dificultades para adquirir nuevos hábitos saludables.
- Otros tipos específicos
- Defectos genéticos que afectan al páncreas
- Enfermedades del páncreas (pancreatitis; pancreatectomía o traumas; neoplasia; fibrosis quística; hemocromatosis…)
- Enfermedades endocrinas (hipertiroidismo; acromegalia; síndrome de Cushing; glucagonoma; feocromocitoma; aldosteronoma…)
- Inducida por fármacos o productos químicos (corticoides; pentamidina; ácido nicotínico; hormona tiroidea; diazóxido; agonistas ß adrenérgicos; tiazidas; fenitoina; interferón; vacor…)
- Infecciones (citomegalovirus; rubeola congénita…)
- Diabetes gestacional. Un tipo específico de diabetes que aparece en algunas mujeres durante el embarazo. Suele revertir tras el parto y, normalmente, no causa problemas oculares, aunque puede aumentar el riesgo de aparición de DM 2 con la edad.
Síntomas habituales de la diabetes
Los primeros estadios son asintomáticos. Más adelante, cuando los niveles de glucosa en sangre aumentan, aparecen los tres síntomas típicos.
- POLIDIPSIA: muchas ganas de beber
- POLIURIA: orinar con mucha frecuencia
- POLIFAGIA: muchas ganas de comer
Es común que coexistan los tres síntomas a la vez. También es común pérdida de peso, infecciones repetidas de orina o en la piel.
Complicaciones de la diabetes
La glucosa libre en sangre lesiona los vasos sanguíneos y puede causar enfermedades en muchos órganos. Pueden afectarse los vasos sanguíneos de gran tamaño (macroangiopatía diabética) como los del corazón y las piernas o los vasos sanguíneos de pequeño calibre (microangiopatía diabética) como los del riñón y la retina.
- Afectación de arterias de gran calibre (macroangiopatía diabética)
- En el corazón: Aumenta el riesgo de infartos.
- En el cerebro: Aumenta el riesgo de ictus.
- En extremidades inferiores: Aparición de llagas en tobillos o de heridas que no curan.
- Afectación de arterias de pequeño calibre (microangiopatía diabética)
- Extremidades superiores o inferiores: Producen un “acorchamiento” de los dedos, que en casos más graves pueden requerir de su amputación (con los controles sanitarios actuales ya no es tan frecuente).
- Riñones: Fallos renales que pueden desembocar en enfermedades crónicas que requieran tratamientos como diálisis o trasplantes (en casos más graves).
- Ojos: Las manifestaciones que explicaremos en esta misma entrada.
Factores de riesgo de la diabetes
El principal factor de riesgo de contraer diabetes es el propio control glucémico que lleve el paciente. Como ya hemos adelantado, los valores normales de glucosa en sangre están en torno a 70/100 mg/dl. Si se sitúa por encima, puede desembocar en cetoacidosis diabética o deshidratación a causa de niveles altos de azúcar en la sangre, provocando que el paciente pierda el conocimiento o que tenga convulsiones. Si se sitúa por debajo, puede tener pérdida de conocimiento, taquicardias… En el peor de los casos, el paciente puede acabar en coma diabético si no resuelve su situación a tiempo. La mayoría de los problemas con los niveles altos o bajos de azúcar en la sangre pueden manejarse en el hogar siguiendo las instrucciones de su médico.
El otro gran factor de riesgo es la hipertensión arterial. Los pacientes hipertensos tienen un alto riesgo de contraer diabetes si no controlan adecuadamente su dieta.
Otros factores también importantes son:
- La edad. A más edad, más riesgo de que aparezca diabetes tipo II, sobre todo a partir de los 60 años (el riesgo aumenta 4 veces en estos casos).
- Antecedentes familiares de diabetes. Existe documentado cierto componente genético familiar, que hace que los pacientes con diabéticos en línea directa de ascendencia requieran de controles para descartar la presencia de diabetes.
- Fumador o bebedor. En ambos casos hay más probabilidad de aparición de diabetes.
- Enfermedades que provoquen desequilibrio metabólico, tales como: Hipercolesterolemia, Anemia, hipertiroidismo…
- Obesidad y/o Apnea del sueño. Las personas obesas son más propensas a desarrollar diabetes.
- Anemia. En caso de tener repetidas anemias es importante tratarlas, ya que en el caso de que la sangre lleva menos oxígeno a los tejidos, puede provocar daño en el páncreas que haga que produzca menos insulina. La propia diabetes puede hacer que consecuentemente aparezcan anemias.
- Enfermedad renal. En estos casos, la propia enfermedad puede ser una manifestación de la diabetes.
Afectación ocular de la diabetes
La enfermedad diabética ocular se refiere a un grupo de enfermedades de los ojos que pueden desarrollarse en las personas con diabetes. Las más importantes son:
- Retinopatía diabética
- Cataratas
- Glaucoma
- Otras alteraciones
A continuación, pasamos a explicar cada una de las complicaciones más frecuentes.
Retinopatía diabética
La retina es una capa fina de tejido sensible a la luz que cubre la parte posterior del ojo. Los rayos de luz se enfocan en la retina, donde son transmitidos al cerebro e interpretados como imágenes. La mácula es un área muy pequeña localizada en el centro de la retina, responsable de la visión detallada. Es la zona que nos permite leer, reconocer las imágenes… La zona alrededor de la mácula se conoce como retina periférica, responsable de la visión lateral o periférica y de detección de movimientos y de luz tenue.
La retinopatía diabética (RD) es la 2ª causa de ceguera irreversible en el mundo y la 1ª en países en vías de desarrollo. Un diabético tiene 25 veces más riesgo de quedar ciego que la población general. Un tercio de los pacientes diabéticos mayores de 40 años presentan retinopatía diabética de un grado u otro, cifra que aumenta a partir de los 60 años a dos de cada tres. Es por estas cifras que la RD tenga tanta importancia (la complicación secundaria más frecuente e importante que poseen los diabéticos).
Síntomas de la retinopatía diabética
La RD afecta a los 2 ojos de forma progresiva y lenta. Según en el estadio en el que se encuentre la misma, puede ser desde asintomática hasta constituir una pérdida importante de visión. Como ya hemos recordado, el control glucémico será la clave para que no empeore, al igual que los años de evolución de la misma (a más años con RD más fácil que avance la enfermedad). Si el enfermo de diabetes no controla los factores de riesgo comentados (hipertensión arterial, colesterol, tabaquismo), puede acelerar su avance. Por raza, los afroamericanos, los indígenas estadounidenses y los nativos de Alaska, los latinoamericanos y los nativos de las islas del Pacífico tienen un mayor riesgo de pérdida de la vista o ceguera por la diabetes.
En su debut son pacientes asintomáticos. Con la RD ya en curso, el paciente puede notar pérdida de visión central, en forma de:
- Sombras o manchas en el centro de la visión
- Líneas torcidas
- Dificultad para visión próxima: Lectura, identificar monedas,
- Dificultad para visión lejana: Conducción, Identificar caras, número del autobús…
Como en el caso de la degeneración macular, estos pacientes pueden controlar si hay cambios en la mácula usando la rejilla de Amsler, una prueba sencilla en la que se evalúa las partes afectadas en la visión del paciente. En este vídeo pueden ver cómo se realiza la prueba.
Causas de la retinopatía diabética
La RD es consecuencia de un deterioro progresivo de las arterias provocado por el exceso de glucosa en sangre, que produce que en la superficie de las pequeñas arterias del fondo del ojo aparezcan pequeños microporos. Por esos poros se produce salida de suero, sangre y lípidos al espacio extravascular, conocido como extravasación (se “encharca” la retina).
- Las primeras afectaciones se producen por distensión de los vasos, lo que forman los llamados “microaneurismas” (µA), que el oftalmólogo detecta como manchitas muy pequeñas en el fondo del ojo (su sola aparición ya es manifiesto de presencia de retinopatía diabética).
- Si se llega a romper la pared del vaso producen hemorragias “en llama” o exudados blandos, según la zona en la que aparecen dichas hemorragias.
- En el caso de que salga plasma, éste hace que el centro de la mácula se rellene de líquido provocando la complicación que afecta más a la visión, llamada “edema macular”.
- Cuando salen lípidos por los microporos, forman los llamados “exudados duros”.
- En ocasiones los vasos sanguíneos adoptan formas de “rosario” (llamado arrosariamiento venoso).
- En otras ocasiones hay presencia de anomalías microvasculares intrarretinianas (AMIR) que suele ser un signo de predisposición a formación de proliferación vascular.
La otra consecuencia de la RD en la retina es la oclusión de los vasos, que produce también complicaciones asociadas que pueden ser incluso más graves:
- Si los vasos quedan ocluidos, la sangre no llega a los tejidos de la retina, lo que provoca isquemia (muerte celular por falta de oxígeno y alimento). Dicha isquemia provoca una respuesta en el cuerpo que es la formación de vasos pequeños para cubrir esa zona, llamados neovasos o neovascularización. Esos neovasos son de pequeño calibre y fáciles de romper, por lo que producen:
- Sangrado (si se rompen). Por su posición en la retina externa, los sangrados pueden ser:
- Prerretiniano (por delante de retina, pero dentro de la misma)
- Hemovítreo (Cuando la sangre entra en el líquido de dentro del ojo, el humor vítreo). Esta condición es muy peligrosa, produce caída muy brusca de la visión y puede provocar desprendimiento de vítreo en cuestión de horas.
- Para formarse más vasos, el cuerpo produce unas fibras para sostener dichos vasos. Esas fibras son las que se conocen como proliferación fibrovascular (PF) rodeando los neovasos. La propia proliferación hace predisponente de otras complicaciones:
- Desprendimiento de retina traccional (por tracción) de dicha PF.
- La isquemia en este estadio es tan grave que produce neovasos en el iris, lo que provoca glaucoma neovascular (véase más adelante el apartado de Glaucoma).
- Sangrado (si se rompen). Por su posición en la retina externa, los sangrados pueden ser:
Retina de un paciente sin retinopatía diabética y retina de un paciente con RD.
Fases de la retinopatía diabética
Según la Sociedad Española de Retina y Vítreo, la clasificación internacional de la retinopatía diabética (GDRPC) es la siguiente:
El desprendimiento de vítreo posterior es aquella condición benigna que se produce cuando el vítreo (el gel que “rellena” el globo ocular en su parte posterior) se desprende de la retina con la edad. En pacientes sin patología es poco frecuente que produzca daños en retina, pero en pacientes diabéticos hay un alto riesgo de hemorragias que llevan a producir hemovítreo (sangre en retina) y consecuentemente el desprendimiento de retina traccional secundario al hemovítreo.
Causas de pérdida visual en la RD
- La causa principal de pérdida visual es el edema macular diabético. Puede aparecer en cualquier momento a partir de la fase 2, desde la forma leve-moderada. Suele presentar exudados duros en su periferia, aunque no siempre estén presentes.
- Hemovítreo (sangre en vítreo): Es la causa principal de caída brusca de visión. Se pierde el reflejo retiniano rojo (aunque se ilumine la pupila con luz, como al hacer una foto con flash, la pupila se ve negra y no roja, que sería lo normal).
- El desprendimiento de retina traccional. La caída de visión también puede ser brusca y precedida de flashes de luz (fotopsias). En este caso hay que acudir de urgencia.
- La isquemia vascular foveal hace que los pacientes de larga duración vayan perdiendo visión paulatinamente, aparte de las otras complicaciones asociadas.
- Otras: secundario al Glaucoma Neovascular, a las cataratas diabéticas o a cualquiera de las otras complicaciones que en esta entrada explicaremos.
Cataratas
El cristalino es una estructura en forma de lente, normalmente transparente que se sitúa justo detrás de la pupila (el agujero central del iris por el que entra la luz al ojo). Su función es enfocar la luz en retina; además, sirve para enfocar objetos cercanos modificando su forma (se hace más curvo). Las fibras que componen el cristalino pueden verse afectadas por la diabetes de diferente manera:
- Que vuelva opaca una de las partes del cristalino debido a un acúmulo excesivo de depósitos causados por restos del metabolismo normal del mismo (que en la diabetes está alterado). Este tipo de catarata, denominada “catarata diabética”, se desarrolla en pacientes jóvenes con un mal control de la glucemia y se caracteriza por la presencia de opacidades características en forma de «copo de nieve». Volver a niveles adecuados de azúcar en sangre permite frenar e incluso revertir esas opacidades.
- Que acelere el proceso que los vuelve opacos por el propio crecimiento del cristalino, condición llamada “cataratas seniles”. Esto provoca que aparezca este tipo de cataratas a una edad más precoz.
- Que modifiquen su densidad debido a la presencia de glucosa. Esto hace que la graduación total del ojo pueda variar. Lo abordaremos más adelante.
Glaucoma
El glaucoma es un grupo de enfermedades del ojo que pueden dañar el nervio óptico (el conjunto de fibras nerviosas que conecta el ojo con el cerebro). La diabetes duplica las probabilidades de tener glaucoma, lo que puede causar pérdida de la vista y ceguera si no se trata a tiempo. Los síntomas dependen del tipo de glaucoma que tenga. En la entrada sobre glaucoma se explica con detalle.
Las variedades de glaucoma más diagnosticadas en los enfermos diabéticos son: el glaucoma neovascular y el glaucoma de ángulo abierto.
- Glaucoma neovascular. El glaucoma neovascular es un tipo de glaucoma secundario especialmente grave y de tratamiento difícil, cuya causa es la formación de neovasos sanguíneos en el iris y en el ángulo irido-corneal, lo que provoca el bloqueo de la circulación del humor acuoso de la cámara anterior del globo ocular. En consecuencia, provoca una importante elevación de la presión intraocular (PIO).
- Glaucoma de ángulo abierto (el tipo más común). En los pacientes diabéticos es más frecuente la aparición de glaucoma en comparación con pacientes no diabéticos. Hay hasta el doble más de probabilidad de aparición de glaucoma de ángulo abierto. Esto se debe a la mala circulación del nervio óptico a nivel de la zona de salida de éste.
Otras
- Ojo seco. En pacientes con diabetes la lágrima se vuelve más “dulce” (glicolacria) y espesa, lo que provoca en algunos pacientes ojo seco debido a su mala composición.
- Refracción fluctuante. Como ya comentamos en el apartado de Cataratas, los cambios de refracción dentro del mismo día son usuales y tienden a presentarse de forma súbita alarmando al paciente. Los niveles de glucosa en sangre se correlacionan con cambios de refracción. Mientras que cuando aumenta la glucosa en sangre tiende a subir la miopía, en el caso de hipoglucemia la refracción se desplaza hacia la hipermetropía (con síntomas de presbicia).
- Xantelasmas (placas amarillentas que aparecen en los párpados superiores).
- En la córnea disminuye la sensibilidad corneal, así como una escasa respuesta cicatricial. Esto lleva a que los diabéticos sean más propensos a lesiones en la misma como queratitis punteadas superficiales, erosiones recidivantes o úlceras estériles neurotróficas.
- Pliegues en la Descemet. Dentro de estas lesiones corneales, aparecen con frecuencia pliegues en una de las capas de la córnea (la capa descemet) típico de la enfermedad diabética.
- Al afectar a los pequeños vasos, puede afectar a los que riegan los nervios que controlan los músculos extraoculares. En consecuencia, pueden aparecer paresias o parálisis de los pares craneales III, IV y VI provocando estrabismo de diferente tipo según el nervio afectado. Por lo general, su aparición depende del tiempo de evolución de la enfermedad.
- Hialosis asteroidea. Aproximadamente el 5,4% (50) de los diabéticos presentan una hialosis asteroidea caracterizada por la presencia de corpúsculos blanco-amarillentos compuestos por calcio suspendidos en el cuerpo vítreo. Esto produce que algunos pacientes vean moscas volantes.
- Neuropatía diabética. Al igual que con los nervios que controlan músculos oculares, la diabetes puede afectar directamente al nervio óptico. La neuropatía diabética más frecuente es la neuropatía autonómica y la mononeuropatía. La disfunción del sistema nervioso autonómico explica tanto la reducción del tamaño pupilar como la escasa respuesta al estímulo fotomotor.
Evaluación de la enfermedad diabética ocular
- Evaluar el fondo de ojo, normalmente bajo los efectos de gotas ciclopléjicas para poder dilatar la pupila. En este vídeo se puede ver cómo el oftalmólogo realiza el fondo de ojo.
- Por lámpara de hendidura, el oftalmólogo evalúa la córnea (en busca de alteraciones ya descritas), el cristalino (para descartar cataratas), el estado de la lágrima y los humores acuoso y vítreo (los geles que rellenan el ojo) para comprobar que todo está dentro de la normalidad. En este vídeo pueden ver cómo se realiza la exploración.
- Mediante el test de la rejilla de Amsler, de la que ya hemos hablado.
- Midiendo la presión intraocular (PIO) y realizando una campimetría computerizada (campo visual), para descartar glaucoma y/o valorar neuropatías diabéticas.
- Refracción, que como ya se ha explicado, puede fluctuar en estos pacientes.
- Otras medidas especiales:
- Tomografía de coherencia óptica (OCT): La OCT permite la evaluación y seguimiento del edema macular, además de servir para el diagnóstico de tracción en caso de existir proliferación, o de desestructuración de la retina.
- Angiografía Fluoresceínica: La AFG nos permite valorar presencia de edema macular, localiza los microaneurismas y para descartar isquemia macular. En ocasiones también es útil para localizar el origen de una hemorragia vítrea.
- Ecografía: La usamos en casos de hemovítreo severo o gran opacidad de medios para descartar un desprendimiento de retina asociado.
Tratamiento de la enfermedad diabética ocular
- Retinopatía diabética. Su tratamiento dependerá de la fase y la situación en la que se encuentre el paciente.
- Sin Retinopatía diabética aparente (Hiperglucemia sin retinopatía): Se informa al paciente de los riesgos de no controlarse el azúcar en sangre y su tensión arterial para la prevención o retraso de su aparición tiene el control de su glucemia, además de recomendar dieta, ejercicio físico, dejar el tabaco y no abusar del alcohol. También se informa de la importancia de controles periódicos para realizar visita oftalmológica completa con fondo de ojo (en otro apartado hablaremos de las recomendaciones de tiempo para dichos controles según la fase de la RD).
- RDNP Fase leve o moderada: Además del control estricto de la glucemia y la hipertensión sanguínea, el oftalmólogo debe registrarse con precisión suficiente todos aquellos hallazgos en el ojo para poder valorar en revisiones siguientes si el cuadro permanece estable o si ha empeorado (con retinografías, OCTs, campo visual…)
- Presencia de edema macular: El edema macular puede aparecer en cualquiera de las fases en el momento en que hay RD. En el caso de que así sea, se propone un tratamiento consistente en inyecciones intravítreas (dentro del ojo) con dos tipos de medicinas que se suministran en quirófano:
- Anti-factor de crecimiento endotelial vascular (Anti-VEGF), como el bevacizumab, el ranibizumab o el aflibercept. Estas medicinas bloquean el crecimiento de neovasos sanguíneos anormales en el ojo y pueden detener la filtración de líquidos, lo que ayuda a reabsorber el edema macular.
- Corticoides del tipo Orzudex, que prolongan su efecto más tiempo en algunos casos de edema macular. En ocasiones reduce el número de inyecciones frente a los Anti-VEGF.
- RDNP severa o muy severa: Si existiera edema macular, es indicativo de inyección intravítrea con AntiVEGF. En ocasiones se requiere láser en las zonas periféricas de la retina para taponar las hemorragias que pudieran existir (aunque es una técnica que cada vez se usa menos). Hay dos tipos de tratamiento con láser: de forma focal o en rejilla (que sólo afecta a un área de la misma) o una panfotocoagulación en una superficie muy amplia de la retina (cubriendo toda la zona dañada).
- RD Proliferativa: Además de las inyecciones intravítreas o el láser, si hay presencia de hemovítreo puede ser necesario una cirugía llamada “vitrectomía”, que consiste en aspirar la sangre junto con el gel vítreo (sustituyéndolo por un líquido menos denso) junto con una panfotocoagulación durante la misma cirugía; para evitar que las tracciones de la proliferación pueda provocar un desprendimiento de retina.
En el caso de que haya perdido visión por culpa de la RD, esta pérdida puede ser irrecuperable. En esos casos, los pacientes con baja visión debido a la RD pueden buscar un centro de baja visión para que le informen de las ayudas que puedan ofrecerle en esos casos (lupas especiales, filtros para mejorar deslumbramientos, aparatos electrónicos de aumento de letras… etc.)
2. Cataratas. Si se trata de las cataratas propiamente diabéticas, éstas pueden resolverse solas simplemente cuando se reestablece el equilibrio metabólico de la glucosa. En el caso de las cataratas seniles, su tratamiento la cirugía de cataratas. Consiste en sustituir el cristalino por una lente con la corrección necesaria para que el paciente no tenga que necesitar gafas para lejos o incluso tampoco para cerca (si es indicativo poder implantar una lente intraocular multifocal). En algunos casos se requieren gafas tras la intervención, pero la visión mejora sustancialmente tras la misma. En este vídeo pueden ver cómo se realiza la cirugía de cataratas.
3. Glaucoma. En el caso del glaucoma de ángulo abierto, su tratamiento es el clásico de este tipo de glaucomas: El objetivo es bajar la PIO, y para ello se usan fármacos hipotensores (gotas) y en algunos casos cirugía para mejorar la circulación de humor acuoso (como ya explicamos en la entrada «Glaucoma: prevenir antes que curar»). En el caso del glaucoma neovascular típico de los diabéticos, son muy difíciles de tratar. Descender la PIO en estos pacientes requiere de varias acciones combinadas (gotas, cirugía especial) incluyendo inyecciones de AntiVEGF para tratar la neovascularización que tapona la salida del humor acuoso.
4. Otras:
- Ojo seco. En caso de ojo seco, su tratamiento depende del tipo, pero habitualmente se trata con lágrima artificial. En la entrada sobre ojo seco se explican tratamientos para ojo seco.
- Refracción fluctuante. Al igual que en el caso de las cataratas diabéticas, la refracción fluctuante debido a la diabetes suele recuperarse en cuanto retorna el paciente a tener controlado su glucemia. De todas maneras, en aquellos casos en los que no se consigue hay que valorar con precaución los cambios refractivos, requiriendo de varias visitas para asegurar de que dicho cambio sea estable.
- Las alteraciones corneales (tipo úlceras, queratitis punteadas superficiales…) suelen tardar más en responder a tratamientos y requieren de un seguimiento más cercano.
- Los xantelasmas pueden tratarse con cirugía para extraerse. En ocasiones pueden volver a aparecer.
- Las neuropatías diabéticas, como en el caso de los estrabismos, pueden desaparecer en el momento en que se controla la glucemia. Aunque suele dejar secuelas en forma de defectos que se pueden medir en el campo visual.
- Alguna de esas neuropatías diabéticas puede afectar a músculos oculares provocando Estos estrabismos pueden revertir una vez controlado el nivel glucémico. Por eso, se suelen tratar con prismas para evitar la visión doble. En algunas ocasiones el estrabismo permanece, por lo que puede requerir cirugía. En la entrada dedicada a los estrabismos ampliamos dicha información.
- Ni la hialosis asteroidea ni los pliegues de la descemet suelen dar síntomas, ni requieren tratamiento. En ocasiones, si la hialosis asteroidea es muy abundante puede notarse multitud de moscas volantes, que habitualmente tampoco afecta de forma grave a la visión.
Seguimiento de la retinopatía diabética
Resumimos en este cuadro las evaluaciones de fondo de ojo y el seguimiento recomendado por la Sociedad Española de Oftalmología.